A veces me pongo a pensar en cómo empezó todo. En cómo, a pesar de la distancia, nos elegimos. Cómo algo tan virtual se volvió tan real para mí. Tu risa, tus mensajes, tus palabras —todo eso me hacía sentir en casa aunque estuviéramos a miles de kilómetros. Pero ahora siento que te apagás, que ya no brillás igual conmigo. Y no te culpo. Porque también hemos pasado por tanto. Heridas, dudas, silencios... Momentos donde fue más fácil callar que enfrentar. Pero yo sigo acá. Pensando en vos. Pensando en nosotros. Y sí, sé que ya no somos los mismos, pero ¿quién dijo que no se puede volver a empezar con los mismos nombres y un nuevo corazón? Perdón por haberte dicho que terminemos, por pensar que escoger el camino fácil era la salida. Siempre he escogido el difícil contigo, porque sé que lo nuestro vale la pena y quiero luchar por eso. Si todavía quedan cenizas —como dice Trueno—, todavía se puede encender algo. Y si algo nos enseñó la canción "MAI" de Milo J, es que a veces el amor no se va, solo se esconde cuando el dolor pesa más. Pero yo no quiero vivir de recuerdos. Quiero vivirte de verdad. Quiero seguir contigo. Dar lo mejor de mí. Que si vos tenés un día malo, yo pueda cambiártelo. Que si estás cayendo, yo sea quien te levante. Que si el mundo se pone gris, te pinte el cielo con palabras aunque sea desde otro país. Yo no quiero que lo nuestro termine como algo que "pudo ser". Quiero que lo construyamos. Que sanemos. Que aprendamos. Que lo convirtamos en lo que merece ser: algo real, fuerte, y nuestro. Aún te elijo. Y si vos también querés… hagámoslo bien. Desde cero o desde donde quedamos, pero juntos. Porque yo no me voy.